Cuenta la leyenda que en un rincón mágico del mundo, donde el cielo tocaba la tierra y las estrellas parecían al alcance, vivía una anciana sabia llamada Estela. Con un don especial, Estela bajaba las estrellas del cielo para cumplir los sueños de quienes lo deseaban con todo su corazón. Cada noche, subía a la colina más alta y con su poder traía la estrella más brillante para hacer realidad los sueños de los que se acercaban a ella.

Un día, una joven llamada Alma vio un destello de luz en la colina mientras paseaba por el bosque. Intrigada, siguió el brillo hasta llegar a la cima, donde vio a Estela bajando una estrella del cielo. Maravillada, Alma observó en silencio.

Estela percibió la presencia de Alma y, con una sonrisa, le preguntó: "¿Cuál es tu sueño, querida niña?". Alma, con lágrimas en los ojos, respondió: "Mi madre está enferma. Mi mayor deseo es que sane para poder crecer junto a ella y estar Siempre Juntas”.

Conmovida, Estela sacó un frasco de cristal lleno de estrellas doradas y le dijo: "Escribe tus sueños en estos pergaminos y colócalos dentro del frasquito para que se impregnen con la magia del polvo de estrellas".

Alma escribió sus deseos y los puso en el frasquito. "Agítalo tres veces y di 'gracias, gracias, gracias' con tu corazón agradecido", continuó Estela. Alma lo hizo y al instante, una cálida luz la envolvió y una profunda alegría la llenó. Sus sueños empezaron a hacerse realidad uno por uno.